Sobre la LOMCE o cómo transformar un derecho en un negocio

Por Jean Pierre Lohrer

Vivimos en un país donde la escalada de la pobreza es escalofriante. La escuela debería ser un sector protegido de los intereses ideológicos y económicos, pero con la LOMCE los intereses económicos, privados y religiosos se convierten en protagonistas y van en el sentido contrario al de la educación por ser profundamente antidemocráticos, ir en contra de la igualdad de acceso a la enseñanza y con el objetivo oculto de enviar a la basura el principio fundamental de la escuela publica: “LA IGUALDAD DE LAS OPORTUNIDADES”. 

En esta ley no se habla del contenido de a enseñanza, no se habla del ritmo escolar, no se habla de las condiciones objetivas de los estudios, de la sobrecarga de la clases (no se estudia en las mismas condiciones en una clase de 22 que de 31), no se habla de mejorar y re-enfocar el diálogo entre el profesorado y los padres y madres a través del Consejo Escolar. Esta ley suprime el poco espacio democrático que estaba en las escuelas y minimiza totalmente la representación de los alumnos a través de los delegados de clase: los estudiantes son considerados como menores en el sentido más absurdo de la palabra. 

La LOMCE se puso en funcionamiento con una reducción importante de puestos de profesores; por otro lado, pone a la religión como una asignatura de la misma importancia que el resto, cuando la religión es un asunto personal y privado y no debe entrar en las escuelas públicas.

La LOMCE no toma en consideración las dificultades económicas de muchas familias; se ignoran totalmente los intereses y las necesidades de los alumnos y alumnas. La educación no es un servicio de limpieza o algo similar, es una responsabilidad de los poderes públicos que no pueden eludir. El objetivo de la LOMCE es convertir un derecho fundamental de las personas en una mercancía, un negocio para el beneficio de unos pocos; el primer paso es proponer a los alumnos asignaturas relativas a temas como ser emprendedor.

La Lomce es un proyecto de ley sin base científica y pedagógica, una ley que fue votada sin debate sin consenso, con una filosofía mercantilista profundamente privatizadora que potencia el adoctrinamiento católico en las escuelas, segregadora y que devalúa la Formación Profesional, una ley que apuesta por la gestión privada de tipo empresarial en la educación pública, una ley que retrocede en la igualdad y que quiebra los principios de igualdad, mérito y capacidad. 

Por todos estos motivos debemos actuar todos unidos y obligar a los partidos polítcos a derogar esta ley y negociar con todas las partes una ley de educación pública a la altura de los desafíos del mundo actual y de los intereses de todas las partes del sistema educativo: AMPAS, PROFESORES y ALUMNOS desde la etapa infantil hasta el final de los cursos.